La evolución de los precios ya empieza a mostrar un sendero heterogéneo. Mientras que el IPC se ubicó en mayo cercano al +4% i.m., el índice de costos de la construcción se incrementó +10,8% en el mismo mes respecto de abril, principalmente empujado por el costo de la mano de obra (+24,5% i.m.). De esta manera, cualquier incipiente recuperación (recordemos que en nuestro informe del 7 de junio vimos una mejora de +1,7% intermensual en abril en el sector) vendrá necesariamente acompañada de aumento en los precios, como venimos insistiendo regularmente. A nivel interanual, el costo de la construcción se incrementó en +262,9%, y en el año subió +54% a.i..
En esta línea, y por otra parte, los precios mayoristas se ubicaron por debajo del IPC, en tanto subieron +3,5% i.m., aunque a nivel interanual evolucionaron por encima (+302,5% i.a.). El índice de precios internos al por mayor (IPIM) mide la variación de los precios a los que los productores e importadores venden en el mercado interno, incluídos los impuestos. Es decir, el precio de comercialización. En ese sentido, los precios de los productos nacionales aumentaron en mayo en niveles muy similares al IPC (+4% i.m.), mientras que los de los importados se redujeron, en -2,1% i.m. Esto no quiere decir un proceso de deflación, para lo cual se requiere que esa caída sea sistemática y generalizada, pero abona la hipótesis de que la caída en los precios está principalmente siendo posible gracias a la caída en el nivel de actividad (y la apreciación del tipo de cambio). En un contexto de acumulación de stocks, y un tipo de cambio que se incrementa como máximo +2% mensual (en mayo subió +1,7%, de $918,05 a $933,76, -2,5 puntos porcentuales que el IPC), para las empresas es conveniente reducir -al menos en mayor medida- el precio de los productos importados en lugar de los nacionales, con el objetivo de compensar la fuerte caída en las ventas. En ese sentido, los indicadores de esta semana sobre comercio muestran que la demanda se volvió a contraer en abril: -23,8% i.m. en los centros de compras, -3,3% i.m. y -17,6% i.a. en los supermercados y –2,4% i.m. y -21,2%% i.a. en los autoservicios mayoristas.
En el caso que más nos interesa, el del rubro Amoblamientos, decoración y textiles para el hogar, incluido dentro de las ventas de centros de compras, las ventas subieron +130,5% i.a. sin tener en cuenta la inflación, mientras que en total en los centros de compras subieron +161% i.a.. El resultado es una evolución de -158,8 puntos porcentuales (p.p.) y -128,4% p.p. por debajo del IPC del mismo mes, respectivamente. Esto da cuenta de la caída de la demanda de las familias en lo que respecta al sector de muebles y colchones, que además es más acelerada que su consumo total en este tipo de comercios (centros de compras). Como hemos visto a lo largo de los informes, esto se ha acompañado con caída de la actividad en el sector.
Los datos del intercambio comercial argentino dan también cuenta de lo anterior. Las importaciones se volvieron a reducir, esta vez –32,8% i.a., y en todos los rubros, principalmente las de Combustibles y lubricantes (-61,5% i.a.), Resto de importaciones (-46,8% i.a.), y Bienes de capital (-33,2% i.a.). Actualmente, con la apreciación cambiaria y la contracción económica, la única explicación a la caída de las importaciones es la recesión. En ese sentido, el intercambio comercial argentino totalizó los 12.588 millones de dólares (exportaciones + importaciones), -7,8% i.a. por debajo del año pasado. De esta manera, esto permitió alcanzar un superávit comercial de 2.656 millones de dólares, también posible gracias al aumento de las exportaciones, de +21,7% i.a.. Las exportaciones también muestran un proceso incipiente de reprimarización: las ventas de Productos primarios (+52,8% i.a.) y Combustibles y energía (+51,1% i.a.) al resto del mundo se incrementaron bastante más que las de Manufacturas de origen industrial (+9,4% i.a.) y Manufacturas de origen agropecuario (+7,4% i.a.).