●Diversos factores explican una tasa de retorno tan abultada en la vida financiera. En primer lugar, el crawling peg de +2% de devaluación mensual (alrededor de +27% efectiva i.a.) para el dólar oficial seguido por la tasa de interés de +40% i.a. (+49,15% efectiva i.a.) da una diferencia de tasas de alrededor de 22 puntos porcentuales a favor del dólar.
● Ahora bien, la rentabilidad depende también de la cotización de los dólares paralelos, para quienes no realicen las operaciones a través del Mercado Libre de Cambios (en los casos de quienes no lo realizan a través del acceso a deuda en dólares). Para estos casos, luego de la turbulencia de mediados de año, el Banco Central comenzó a intervenir para estabilizarlos en niveles apenas por encima del oficial (la brecha actual no llega al 20%) y permitir ganancias similares a las inversiones que operan dentro y fuera del MULC.
● El problema es que esto resulta en una generación secundaria de dinero en moneda extranjera: se necesitan dólares para financiar las ganancias del carry trade. ¿Cómo se están inyectando esos dólares?
● Por un lado, hubo un aumento de la oferta de dólares (y de demanda de pesos) por la moratoria impositiva. Los dólares que ingresaron por el blanqueo (hasta el 31 de octubre) permitieron que el BCRA acumulara unas USD 500 millones de reservas en la jornada de ayer. Así, este mes el BCRA compró USD 1.053 millones, el mayor valor en 15 años. Las reservas brutas alcanzaron los USD 29.045 millones.
● Por otro lado, una parte de la intervención del Banco Central entre los dólares financieros es indirecta, a través del dólar blend, que obliga a las firmas exportadoras a liquidar el 20% de sus divisas en el CCL. En ese sentido, el balance comercial fue positivo en todo el año y las exportaciones fueron crecientes: el saldo comercial fue positivo por USD 981 millones en septiembre de este año y las exportaciones se incrementaron +20,6% i.a.
● Todo esto generó un clima optimista en el mercado financiero que promueve la mayor inyección de dólares al carry trade, en tanto se achica la brecha cambiaria, se reduce la expectativa de devaluación y por lo tanto también baja el riesgo país (que hoy perforó los 1000 puntos, nivel que no se veía desde 2019).
● En este escenario, el gobierno emitió algunos anuncios para sostener las expectativas de los mercados. El gobierno nacional avanza en una serie de créditos con organismos multilaterales y Luis Caputo anunció (otra vez) que se negociaría un nuevo acuerdo con el FMI. Todo esto busca en definitiva garantizar el repago de los vencimientos de deuda de 2025. A la vez, Javier Milei prácticamente promete que 2025 será el último año del cepo; pero como venimos argumentando en nuestros informes, prometer la salida en el corto o mediano plazo para luego desdecirse en la declaración pública posterior es parte de la táctica para que la política cambiaria efectivamente sea impredecible -hasta que se defina y ejecute-.
● Mientras siga el clima optimista, el carry trade seguirá siendo atractivo y posible. No obstante, su principal enemigo hoy es la inflación. A este nivel de retorno de las inversiones especulativas y de haber continuidad de apreciación de los tipos de cambio, el gobierno se encuentra cada vez más obligado a disminuir la inflación para sostener la bicicleta financiera. A su vez, cada vez es más problemática una devaluación: afectará fuertemente la salida de capitales y la generación de riesgo sistémico, a la vez que tendrá un elevado impulso sobre los precios.
●Es decir, el gobierno aún tiene mucho riesgo de revertir sus logros financieros de estos primeros meses. Es cierto que podrá seguir sosteniendo los éxitos en los planos fiscal y monetario; pero también el profundo costo que tiene la actual política en materia de pobreza, nivel de actividad y empleo.
El nivel de actividad volvió a retroceder en agosto, la tasa de caída interanual subió a -3,8% (en julio fue de -0,9% i.a.) y la variación intermensual se redujo a +0,2% (en julio fue de +2,1%). Desestacionalizada, la variación intermensual fue -0,2%. Así, en todo el año la caída acumulada es de -3,1% a.i. Pesca (+17,1% i.a.) y Explotación de minas y canteras (+6% i.a.) fueron los sectores de mayor crecimiento, entre los únicos cinco que registraron subas. Entre los diez sectores que muestran caída, predominan nuevamente Construcción (-18% i.a.) y Comercio mayorista, minorista y reparaciones (-7,9% i.a.). La Industria manufacturera cayó -6,7% i.a.. Se confirma así el piso pegajoso para el mercado interno, del cual costará salir (más allá del rebote con cierto componente meramente estadístico en 2025) sin políticas públicas acordes.
Las ventas en los supermercados tuvieron una evolución intermensual positiva muy leve (+0,2% i.m.) en agosto, pero frenaron dos meses seguidos de caída. Siguen en niveles bajos (-10,1% i.a.), y acumulan en todo 2024 una caída de -11,5% a.i..
Los autoservicios mayoristas, por su parte, tuvieron una evolución intermensual algo más elevada (+2,2% i.m.), pero las ventas cayeron más en relación con el mismo mes del año pasado (-15,1% i.a.). En todo 2024 la actividad en el sector cayó -13,5% a.i..
Por el contrario, en los centros de compras (shoppings) las ventas se incrementaron +5,3% i.a. en el mes de agosto, aunque a nivel acumulado en el año cayeron -10,9% a.i. Ciertos nichos de consumo siguen logrando diferenciarse respecto de un consumo masivo que sigue deprimido. En los shoppings, por ejemplo, se está incrementando la proporción de consumo destinada a ropa y accesorios deportivos (15,6% del total en agosto de 2024 y 13% en el mismo mes de 2023), diversión y esparcimiento (4,2% vs 3,6%, respectivamente), patio de comidas (15,6% vs 14,7%) y Electrónicos, CD, electrodomésticos y computación (15% vs 12,4%). Amoblamientos, decoración y textiles para el hogar es uno de los sectores que ha perdido participación en las ventas: alcanzó el 3,8% del total en agosto de este año, mientras que en el mismo mes del año anterior fue de 4,8%.
Los salarios de todos los sectores le ganaron a la inflación en agosto. Con una inflación de +4,2% en ese mes, los salarios en promedio se incrementaron +1,2 puntos porcentuales (p.p.) por encima (+5,7% i.m.). El sector que percibió mayor aumento fue el privado no registrado (+4,9 p.p., con un aumento de +10,6% i.m., aunque este indicador siempre es problemático en la lectura inmediata por cuestiones metodológicas), seguido por el sector privado registrado (+0,8 p.p., con un aumento de +5% i.m.) y el sector público (+0,5 p.p. con un aumento de +4,7% i.m.). No obstante, a nivel interanual siguen mostrando una fuerte caída. La diferencia entre la variación interanual de la inflación y los salarios fue de -36,1 p.p. en detrimento de los salarios, aunque la acumulada fue positiva para los salarios en +14,5 p.p.