● Estos meses no están siendo positivos para el Gobierno, ni en el plano político ni en el económico. La agenda de las últimas semanas estuvo dominada por una tensa espera de la firma del acuerdo con el FMI, mientras se eleva el conflicto social a nivel local y a nivel internacional se acentúa el conflicto comercial entre las potencias hegemónicas que también son nuestras principales socias comerciales.
● La fragilidad del modelo económico de Milei-Caputo, que venimos alertando, es cada vez más evidente. El propio ministro de economía la reconoce al confirmar que el crédito con el FMI es la única herramienta que encontraron para resolver los problemas actuales de la economía argentina (no causados por su gestión, pero problemas que afectan a su gestión en fin). Esa fragilidad se basa en el corto plazo en la apreciación cambiaria; pero en el largo plazo, se deriva de un modelo que resultará en menos cantidad y calidad del tejido productivo y por tanto del empleo.
● Por eso estas semanas fueron y siguen siendo tensas: el ruido en el mercado cambiario es palpable. La falta de Reservas Internacionales netas y líquidas y la percepción de “dólar barato” obliga a pensar en un escenario de devaluación eventual, bajo las condiciones que ya analizamos anteriormente. Su concreción podría incluso tomar forma con el acuerdo con el FMI, si éste incluyera por ejemplo cambios al dólar blend para exportaciones o menores intervenciones directas en los mercados paralelos.
● Ese ruido es el que explica que hoy subiera el dólar futuro y que se operaran USD 1.206 millones en el MAE. Buena parte de la oferta es claramente intervención directa del Gobierno. Lo cierto es que ese ruido no desaparece por dejar pasar el tiempo: el Gobierno necesita una buena noticia en términos cambiarios, como la concreción de un primer desembolso del FMI, para que la tormenta se aleje.
● En ese marco, la gran victoria y la única variable que el propio Presidente toma como relevante es la reducción de la inflación. Esa estabilización de precios y orden macroeconómico es claramente el mandato primordial de su victoria en las urnas en 2023.
● En términos de inflación, 2025 es muy distinto del 2024. Tras la devaluación que decidió en diciembre de 2023, en sus primeros meses el gobierno de Javier Milei logró generar rápidas reducciones de la inflación.
● Su interpretación sobre cómo reducir la inflación siempre fue explícita: mediante la reducción del déficit fiscal. Hoy el gobierno acumula sin problemas meses de superávit primario y financiero (probablemente insustentables, dado el deterioro de infraestructura por falta de obras públicas y las jubilaciones mínimas por debajo de la línea de pobreza, por ejemplo). Aun así la tasa de inflación comenzó a transitar un sendero oscilante desde oct-24: es decir, en los últimos 5 meses la inflación dejó de bajar.
● La tasa de inflación de febrero fue +2,4% i.m. y +66,9% i.a. En solo dos meses el incremento de los precios acumula +4,7%. La inflación núcleo volvió a dar por encima de la inflación promedio (+2,9% i.m.), mientras que los regulados (+2,3% i.m.) y los estacionales (+0,8% i.m.) dieron por debajo.
● Los servicios subieron +3,1% i.m. En efecto, el modelo actual genera un sesgo en el incremento de los precios de los servicios en detrimento de los bienes, y es por ello que la desaceleración de los precios de los bienes no es suficiente para bajar la inflación. Menos todavía cuando algunos bienes además pegan saltos cada tanto: en febrero le tocó a la carne, ya que los cortes subieron entre 10% y 14% - y continuaron aumentando en las primeras semanas de marzo -.
● El estancamiento de la inflación es claro: en febrero se incrementó en +0,2 p.p. en relación con la de enero, y retrocedió al nivel de noviembre. De hecho, el promedio de estos últimos 5 meses fue 2,48%, es decir que la variación de febrero estuvo apenas por debajo de dicho promedio.
● Marzo tampoco arrojará una baja significativa de la inflación. Por factores estacionales (por ejemplo, inicio de clases) suele ser un mes con cierta aceleración de precios. Pero además en este marzo de 2025 no hay señales de que la inflación vaya a ceder, aun pese a la profundización del ajuste fiscal, la pauta salarial oficial (que en la práctica, como hemos analizado, funciona a medias) o la reducción del crawling peg a 1% mensual.
● Pero ni el ministro de economía ni el presidente conocen -ni están dispuestos a interiorizarse sobre- otras estrategias para reducir la tasa de inflación. La lógica de atraso salarial puede durar mientras no haya presiones (ni de mercado, ni de las instituciones que usualmente defienden las condiciones laborales) y el atraso cambiario puede durar mientras se perpetúe el cepo y/o haya inyecciones de divisas (por ejemplo, del FMI). Esto eventualmente llevará a que la inflación vuelva a desacelerarse y horade el piso de 2% en el cual está instalada. La pregunta continúa siendo si el modelo llega a su límite antes o después de haber logrado el mojón de la estabilización tan anhelada.